Julio María Medeiros Muñoz
Argentino
1954
Julio Medeiros Muñoz ha denominado Fusión a su imagen. Su mestizaje fluctúa entre cierta organización formal americana (precolombina) con tratamientos y paletas europeas. Es una imagen personal que, partiendo de una organización espacial y formal con bases en el arte americano precolombino, no repite ni copia iconografías o símbolos ya hechos, sino que crea-recrea permanentemente una simbología propia no explícita, no representativa, no figurativa y de tipo orgánica.
Teniendo como punto de partida la organización del espacio visual y/o su recorrido temporal, a partir de bocetos en los cuales las formas son determinantes de cada composición, éstos se completan con diferentes claves de contraste, color y valor, en donde la concepción cerrada de las formas suele primar (aunque no exclusivamente) y se evidencia en el uso de la línea como elemento unificador, que muchas veces adquiere también preponderancia y lectura de figura.
Las líneas continuas pueden ir desde elementos pregnantes de considerable espesor (casi planos) a finísimas cuerdas de recorridos intrincados. Muchas veces definen lecturas casi ideogramáticas y/o trazos gestuales de diferente porte.
El espacio suele ser monumental, expansivo, como marcando una vista que es generalmente parte de un universo mayor que se extiende hacia todos los lados. Las formas y los colores avanzan hacia el espectador. No son espacios transitables. Al ser preponderantemente reversibles las figuras y los fondos, dentro de la concepción general de planimetría suelen tener profundidades muy cortas cuando no son directamente planimétricas. Dependiendo de las series de trabajos, se pueden observar obras con una leve sugerencia de volumen y luces arbitrarias.
Los soportes son múltiples, tanto en calidad como en dimensiones y formatos: éstos son mayoritariamente rectangulares, pero también incurre en la ruptura de la cuadrangulatura del plano realizando obras-objeto con formatos que acompañan las composiciones y son formalmente armónicos con el lenguaje de imagen.
Las técnicas son amplias y diversificadas, yendo desde témperas sobre papel hasta objetos tridimensionales de concepción pictórica realizados con materiales de distinto origen y calidad. Mayoritariamente las técnicas y materiales son contemporáneos y tradicionales (acuarelas, acrílicos, óleos, Gouache, collages, ensamblajes, etc.). Los tratamientos de superficie son también diversos, predominando las texturas visuales por contrastes armónicos de color sobre fondos y en algunos casos cargas matéricas densas (pinceles y espátulas). En algunas obras se pueden observar pinceladas, siempre direccionales y acompañando a las formas, pero campea el criterio de la mancha pictórica como elemento esencial de color.
Decide los materiales y procedimientos a emplear adecuándolos a la prioridad de su estética y sus necesidades expresivas.
Los títulos de los trabajos son adjudicados con posterioridad a la confección de las obras, asociándose con éstas por algún rasgo distintivo que marca la relación entre el contenido y la imagen. Las asociaciones a veces surgidas son en algunas oportunidades meramente casuales y en otras intencionalmente buscadas. Para ello ha conformado un glosario con términos precolombinos de variado origen. Las percepciones asociativas de algunas formas con elementos orgánicos más o menos visibles son propiedad del espectador y pertenecen a la esfera de su inclusión psicológica y emocional.
Ciertos elementos visuales son constantes en las composiciones, tales como círculos, relaciones de curvas y rectas, gotas, escalonados, ritmos, intrusiones y alternancias de direcciones y vibraciones cromáticas. Sus paletas cromáticas varían, pero en general, se puede notar cierta tendencia hacia la elaboración de grises de color y colores saturados y elaborados con detonantes variados.
Las composiciones (no figurativas) suelen ser enérgicas y equilibradas, con un desarrollo visual que no refleja la realidad urbana de mi entorno de vida pasada o actual: son, en este sentido, atemporales y pueden incluirse en una postura heterotópica. Normalmente asimétricas obtienen el dinamismo de los juegos reversibles entre figuras y fondos merced a las lecturas de las formas y los colores sobre el plano. En muchas de las obras hay también un componente decorativo que, sin dejar de ser expresivo, es un aporte consciente que se suma a la estética asumida.
La actitud de cercanía, respeto y rescate de lo precolombino se limita, entonces, a lo formal y no pretende descartar su formación académica, sino incorporarla y expandirla a través de un importante componente lúdico.
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