Edouard Manet
Francés
1832 - 1883
Edouard Manet nació el 23 de enero en París, Francia. Su padre, Auguste Manet, era funcionario del Ministerio de Justicia.
Uno de los pintores más destacados y elegantes de Francia que causó profunda impresión en París desde el comienzo de su carrera.
Entre 1850 y 1855 estudió con Thomas Couture, severo corrector de los trabajos de sus discípulos. Viajó en esos años a Italia, Holanda y Alemania.
En 1859 envió su obra El bebedor de ajenjo al Salón y fue rechazada, tiempo después, en 1863, su obra Le déjeneur sur l'herbe provoca un escándalo en el Salón de los Rechazados, una exposición auspiciada por Napoleón III en la que el emperador se escandalizó ante la obra y la emperatriz fingió ignorarla. Manet fue tildado de sensacionalista y su futuro se vio amenazado por los presagios más oscuros. Pero el artista, lejos de ser un bohemio a pesar de tener algo de dandy, no se desalentó. En ese mismo año contrae matrimonio con Suzanne Leenhoff, de origen holandés.
Un vendedor de cuadros llamado Durand Ruel adquiere 22 de sus obras por 35.000 francos en 1871.
Su obra El buen bock fue su primer éxito en el Salón.
En 1882, después de varios años de negativas, se le concede la cruz de la Legión de Honor.
Las características de su obra innovadora son una inédita y dramática gama colorística, la vivacidad y soltura de la pincelada y la libertad e independencia en cuanto a los temas.
Manet pintó siempre de acuerdo a sus convicciones y su arte es, quizá, el primero que puede ser considerado de nuestro tiempo.
Murió el 30 de abril de 1883 en París. Entre los portadores del féretro se encuentran Claude Monet, Emile Zola y su fiel amigo Antonin Proust, entonces ministro de Bellas Artes.
Entre las opiniones de la época podemos citar la de Charles Baudelaire: "Cuando vea usted a Manet dígale que la hoguera pequeña o grande, la mofa, el insulto, la injusticia, son cosas excelentes, y que sería ingrato si no agradeciera la injusticia" (Cartas, 1865) y la de Auguste Renoir:Esperaba ver su nombramiento de caballero de la Legión de Honor, que habría aplaudido desde mi distante isla, usted es el feliz combatiente, no odiado por nadie, como un galo antiguo; y me gusta esa alegría suya que sabe mantener incluso en medio de la injusticia (Carta a Manet, 1881)
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